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Catador en la plaza ante el recortador herido

El toro Catador hirió leve a un recortador

Eladio Paniagua

Miércoles, 27 de junio 2018, 13:23

Las fiestas de San Juan, que han llegado a su ecuador, caminan por cauces de plena normalidad, pues he de confesar que hasta ahora han sido uno de los Sanjuanes más seguros de muchos años y donde no ha habido heridos, salvo uno leve en el toro de la madrugada del día 27 en que tuvo lugar el encierro y lidia del toro Catador de la prestigiosa ganadería de Carlos Núñez. Un toro burraco, cornidelantero, astifino, hondo y con mucha caja. Realizó un encierro rápido y sin incidencias, llegando a los corrales de la plaza arropado por los mansos.

El toro salió con mucha gana de brega a la plaza, con mucha movilidad y rematando con fuerza en los barrotes. Pero cuando apenas llevaba unos minutos en la plaza, arrolló al recortador Jhosua dándole un gran susto y donde el oportuno apagón de la luz le privó males mayores. El parte facultativo dice lo siguiente: «J.P.L., varón de 28 años, sufre traumatismo taurino, una herida por cuerno de toro en mano izquierda de pronóstico leve, salvo complicaciones. Se realiza intervención quirúrgica con anestesia local solucionando dicha lesión. Presenta igualmente dos varetazos sin complicaciones en glúteo izquierdo y pierna izquierda. Alta a domicilio con control en Centro de Salud. Pronóstico leve salvo complicaciones». El toro siguió en su buena línea siendo acrobáticamente saltado y recibiendo un recorte de lujo al límite. Posteriormente bajó el trabajo de los recortadores que dieron margen al toro para descansar y colocarse en zona tranquila de la plaza donde nadie se atrevía a pisar su terreno. Sólo destacar que un maletilla le sacó con la muleta algunos pases de mérito y la lidia terminó aburriendo a la gente, viendo el toro en sitio cómodo y sin que nadie le sacara de allí.

Fue reacio a salir a la calle a pesar de los intentos de los maletillas y por fin salió por la calle Obispo hasta la plaza de la Catedral volviendo a la plaza por la calle Obispo donde se hizo un tapón de gente y donde muchos rodaron por el suelo, pero afortunadamente el toro no los persiguió y lo que pudo ser trágico, se convirtió en pura anécdota. El toro volvió a la arena de la plaza donde estuvo cerca de 15 minutos y no había medios de sacarlo a la calle a pesar de los esfuerzos para que el animal saliera de allí. Por fin, y ante el aburrimiento general y la brisa matinal que calaba en los aficionados, el toro arrancó por la puerta de la Cárcel Real, bajando por la calle Las Monjas hasta la plaza de San Pedro, haciendo el recorrido por dos veces hasta la plaza donde tras un trabajo laborioso y tras cogerlo con la soga, lo metieron en los toriles y pasadas las seis de la madrugada le dieron muerte.

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