La Luz de la Paz de Belén, símbolo de unión, esperanza y fe, llegó a su destino tras recorrer 3,600.13 kilómetros desde la Iglesia de la Natividad en Belén, donde fue encendida en la gruta que marca el lugar del nacimiento de Jesús. Este gesto significativo fue llevado a cabo por los Scouts, quienes cada año asumen la misión de compartir este mensaje de paz y solidaridad con comunidades de todo el mundo.
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En esta ocasión, la luz fue recibida calurosamente en un centro comunitario, donde decenas de personas, incluidas personas mayores y residentes locales, se congregaron para participar en un emotivo acto.
El proyecto de la Luz de la Paz de Belén tiene un fuerte impacto espiritual y social, conectando a miles de personas mediante el compromiso por la paz. Este acto reafirma la importancia de valores universales como el amor, la unidad y el servicio desinteresado.
La tradición de distribuir la luz, que comenzó en 1986 en Austria, se ha convertido en una iniciativa internacional, alcanzando incluso los rincones más remotos del planeta. Para muchos, esta llama es un recordatorio tangible de que la paz empieza con pequeños gestos de bondad.
El esfuerzo de los Scouts y la cálida recepción de la comunidad subrayan el poder de este gesto que, aunque sencillo, tiene un impacto profundo y duradero.
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