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Esther Gutierrez. Cedida
El músculo como motivación

El músculo como motivación

Culturista ·

Esther Gutiérrez tiene 28 años y es culturista profesional, pero hasta el año pasado se dedicaba al 'power lifting', que viene a ser una modalidad de halterofilia

Redacción

Coria

Lunes, 30 de septiembre 2024, 18:01

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Si han visto el típico vídeo corto que suele rondar por redes sociales donde una mujer cualquiera asombra a varios hombres en un gimnasio levantando más peso que ellos, ese podría ser el caso de Esther Gutiérrez Gutiérrez, de Coria. Ahora tiene 28 años y es culturista profesional, pero hasta el año pasado se dedicaba al 'power lifting', que viene a ser una modalidad de halterofilia.

Para los asiduos al levantamiento de pesas, anoten: 147,5 kilos, haciendo el gesto de sentarse en una silla y volverse a levantar (sentadilla); 75 kilos en press de banca; y 165 kilos en peso muerto, el movimiento que más le gusta y en el que también ha competido antes de pasarse este al culturismo, según dice, «un deporte mucho más duro y exigente». Si está teniendo éxito, confiesa de modo natural, «más que por disciplinada por cabezona».

Lo dice alguien que nunca ha hecho deporte en su juventud pues reconoce que durante las clases de gimnasia del colegio o el instituto era perezosa y carecía de motivación alguna. «Digamos que de chica probé varios deportes, como karate, voleibol o correr, pero no duraba en ellos más de dos o tres semanas».

Hasta que un día de verano, con 18 años, estaba en casa aburrida. «Mi padre hace pesas de vez en cuando, vi sus mancuernas, las cogí y me puse a leer sobre entrenamiento y empecé a hacer rutinas con una pesa de 5 kilos», recuerda esta joven de carácter alegre. A los pocos meses se apuntó a un gimnasio, donde apenas había dos o tres chicas, dice, pero ella notó que cada vez era capaz de levantar más peso.

Esther había estudiado un grado superior de Administración y Finanzas en el IES Caurium de Coria y, cuando se mudó a Mérida para trabajar en una fábrica y en una tienda de deportes, siguió entrenando. Ya podía con tantos hilos que la animaron a competir en 'power lifting' (levantamiento de pesas).

«Y empecé a ayudarles a ellos»

Entonces era el año 2016 y notaba cierto paternalismo por parte de los hombres, hasta que se daban cuenta de que tenía una fuerza y técnica de la que muchos carecían. Esto, según observó, fue cambiando. «Al principio he vivido esa desconfianza hacia la fuerza de la mujer. Hasta que competí la primera vez, vieron que iba en serio y ya empecé a ayudarles yo a ellos», recuerda.

Esther Gutiérrez estuvo compitiendo en 'power lifting' entre 2017 y 2023. Ha sido varias veces campeona de España, a participado en dos campeonatos europeos en Lituania, donde alcanzó la sexta posición en 2019. Y aunque ella sabe que hay gente compitiendo con mucha más edad, el año pasado decidió motivarse con otro deporte, el culturismo, en el que en apenas nueve meses ha visto los primeros frutos.

«Quise probar otra cosa y empecé en enero a prepararme cambiando la alimentación y los entrenos para enfocarlos al culturismo con vistas a una competición el 7 de septiembre en Salamanca. En marzo pesaba 60 kilos y llegué en 51 porque hay que bajar mucha grasa corporal», señala sobre un deporte que combina metódicamente la nutrición con los entrenamientos, en su caso tres horas cuatro días a la semana.

Aquella prueba de Salamanca era clasificatoria para el Campeonato de España y la coriana no solo quedó medalla de oro sino que le dieron la tarjeta Pro. «Esto significa que ya no eres de la liga amateur porque te han visto potencial y ya solo puedes competir con profesionales. Es un mundo muy minoritario. Ahora en España en mi categoría hay cuatro mujeres Pro y yo soy la quinta», decía la semana pasada antes de afrontar otro campeonato en el que le tocaba cambiar de categoría 'Figure' a 'Musculada', donde se valora más el tamaño del músculo. Ella cree que tiene una musculatura compensada y al preguntarle por su punto fuerte contesta sin dudar: «la espalda».

Sobre los prejuicios que existen sobre los cuerpos normativos que la sociedad suele aceptar, Esther reconoce que ha sentido mucho apoyo de sus padres y quienes la conocen. «Hay gente que te dice que te vas a poner como un hombre, pero es porque antes había pocas chicas en este deporte. Ahora no. Además, por mucho que queramos somos mujeres y tenemos nuestra propia fisiología. Por eso mi hermano, sin entrenar, tiene más brazo que yo», explica.

Aunque vive en Coria, en la actualidad entrena en Montehermoso en el gimnasio Wellness. «Mujeres en este deporte hay muy poquitas. Una es mi entrenadora Laura, que vive en Cáceres y es de Zamora. Ha sido campeona del mundo y vuelve ahora a competir», y es que, según dice, el culturismo es tan exigente que a menudo la gente se da un año de descanso.

«La alimentación es primordial. Vas con la mochila nevera a todos sitios. De todos modos, fuera de los seis o siete meses previos a competir puedes aflojar un poco y, comiendo bien, se come de todo. Tampoco te vas a saltar una cena de navidad. Eso sí, justo después de competir lo que más me gusta es comer o cenar una hamburguesa. Aunque después de tantos meses comiendo arroz, patatas, piña, atún... me como esa hamburguesa y a mi cuerpo le sienta hasta mal (se ríe)».

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