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Extremadura supera las mil matriculaciones anuales entre vehículos híbridos y eléctricos

Hay 65 puntos de recarga en la región y está previsto que las diputaciones provinciales instalen otros 38 en 2019

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Domingo, 17 de febrero 2019

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Más de mil unidades. Casi las mismas que en los dos años anteriores. Extremadura batió en 2018 su récord de matriculaciones de vehículos híbridos y eléctricos.

Los primeros alcanzaron las 792, lo que supone un 25% más que en el ejercicio precedente, y la cifra total de los segundos llegó a 242, frente a los 45 de 2017. El porcentaje en el caso de los eléctricos queda desvirtuado debido a la influencia que ha ejercido la administración pública. «Las mayores ventas son una buena noticia, porque es una oportunidad para el sector, pero no hay que olvidar que tienen mucho que ver las compras de la Diputación de Badajoz», expone Eladio Buzo, presidente de Aspremetal.

La institución provincial, a través del Plan Integral de Movilidad Sostenible (Movem), entregó 111 vehículos a diferentes municipios en diciembre del año pasado. En ese mes las matriculaciones crecieron más de un 1.700% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. Aún así, si se dejan fuera los coches comprados dentro del Movem, el volumen de matriculaciones casi multiplica por tres las que se hicieron un año antes y duplica la suma de 2016 y 2017.

La amortización gracias al ahorro de combustible de un turismo medio se cifra en los 60.000 kilómetros

Entre híbridos y eléctricos, la cifra total llegó a 1.034 vehículos, lo que supone un crecimiento del 53% respecto al ejercicio anterior. Un aumento que se queda en el 36,5% sin tener en cuenta las últimas matriculaciones de la Diputación de Badajoz.

Pese a ello, Extremadura sigue en el vagón de cola en venta de vehículos de este tipo. Muy lejos de regiones como Madrid y Cataluña y solo por delante de Asturias, Navarra, Cantabria y La Rioja.

Los agentes del sector se refieren a dos motivos que explican esta situación: la red de puntos de recarga, que consideran mejorable, y el precio más elevado en relación al vehículo equivalente en diésel o gasolina. «En Portugal se ha apostado por una red de carga a nivel nacional y cuando la gente ha visto que tiene la posibilidad de cargar el coche, se ha lanzado a su compra», entiende Juan Manuel Moya, delegado en Extremadura de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (AUVE), que añade que en el país vecino hay un tres por ciento de venta de vehículos eléctricos respecto a los convencionales, mientras que España se queda en uno de cada cien.

Más infraestructuras

En la actualidad, en la región hay 65 puntos de recarga -ocho de ellos ubicados en Hospederías de la Junta-, 34 en Badajoz y 31 en Cáceres. Sin embargo, en la provincia cacereña se encuentran más repartidos y llegan a 18 localidades, pero en la pacense solo hay en cinco municipios.

Este número se ampliará a lo largo de 2019. «La Diputación de Badajoz instalará unos 32 puntos de recarga, ocho de ellos a través del proyecto Urbansol de Agenex (la Agencia Extremeña de la Energía), y la Diputación de Cáceres hará lo mismo con otros seis, también con cargo a este programa», informa Cosme Segador, director de la agencia, que añade que actualmente hay otros puntos de recarga, tanto públicos como privados, pero que no se encuentran activos.

Un usuario recarga su vehículo
Un usuario recarga su vehículo PAKOPÍ

Con la intención de mejorar la red de espacios habilitados para enchufar los vehículos eléctricos, la Dirección General de Industria, Energía y Minas tiene previsto tramitar una orden de ayudas por importe superior a los seis millones de euros, avanzan desde Agenex. «Irán destinadas a puntos de recarga, adquisición de flotas de vehículos eléctricos y planes de movilidad», detalla Segador, a la vez que puntualiza que los municipios podrán optar a todas ellas, las empresas a las dos primeras y los particulares solo a la referente a los puntos de recarga.

De esta forma se pretende cubrir una de las demandas del sector, ya que más allá de las posibilidad de cargar la batería en las calles, el presidente de Aspremetal encuentra necesario que también haya puntos en los edificios.

Dos coches

En su domicilio, en una vivienda unifamiliar, recarga sus dos vehículos eléctricos Manuel Setrakian, que apostó por esta tecnología en 2013. Eso sí, el más moderno necesita casi 24 horas para llenar su batería, ya que la red doméstica es de corriente alterna, aunque con unas pocas horas es suficiente para la utilización que hace diariamente de su coche. «Hago entre 60 y 100 kilómetros», confirma. Su compromiso medioambiental está detrás de la decisión. «Hoy en día tampoco es un problema poner un cargador en un garaje comunitario», relata este usuario, que en los últimos cinco años ha visto evolucionar mucho el sector y las infraestructuras.

Las primeras instalaciones de puntos de carga rápida ha sido uno de esos saltos que está facilitando el uso de los vehículos eléctricos. «Realmente, las zonas de recarga son suficientes para el volumen de coches que hay, pero necesitamos aumentar las de carga rápida», comenta el delegado de AUVE, que señala que la mayoría de los lugares de repostaje de estos vehículos son lentos y pueden tardar unas cuatro horas en completar la batería. Esto unido a que la autonomía media que actualmente ofrecen los coches eléctricos en carreteras convencionales se sitúa en torno a los 200 y los 250 kilómetros, dificulta los desplazamientos de larga distancia.

Hasta hace no mucho tiempo era impensable realizar un viaje entre Mérida y Bilbao en coche eléctrico, algo que hizo Setrakian hace alguna semana. «También me he movido por Europa; el aumento de la autonomía y los puntos rápidos, que en 15 minutos hacen la carga entera, abren muchas posibilidades», indica.

Otro de los condicionantes que lastran el volumen de ventas, según los responsables del sector, es el elevado precio que tienen los vehículos, en comparación con los convencionales que utilizan combustibles fósiles.

La asociación de usuarios sitúa entre los 6.000 y los 8.000 euros el sobrecoste de los eléctricos tomando como referencia su equivalente convencional en un vehículo de tipo medio con un precio entre los 20.000 y los 22.000 euros. «Si vemos el gasto en combustible, se amortiza la compra, pero la gente no tiene dinero para acometer la inversión inicial», dice Buzo, que lamenta que en España no haya ayudas para el cambio como pasa en otros países europeos.

La mayor autonomía y la velocidad de recarga posibilita realizar viajes cada vez más largos

En cuanto a la amortización de la inversión, el elevado precio de los combustibles hace que desde la AUVE fijen en 60.000 kilómetros el uso que los conductores deben dar a su vehículo. El cálculo que realizan es que la carga para recorrer 100 kilómetros supone un consumo eléctrico entre dos y dos euros y medio «tomando como referencia la tarifa eléctrica máxima», según Moya, que cifra el ahorro en mil euros cada 10.000 kilómetros.

Ventajas

Además del ahorro económico, las ventajas del uso de los vehículos eléctricos son, sobre todo, medioambientales. Por otro lado, parece que el tiempo también juega a favor de estos modelos. Dos ejemplos: la Unión Europea ya ha puesto fecha de caducidad al uso de los combustibles fósiles y las grandes ciudades desarrollan protocolos anticontaminación en los que las primeras medidas son la peatonalización de las zonas centrales y la limitación de la circulación dependiendo de las emisiones.

Estas cuestiones hacen pensar a los responsables del sector que los vehículos híbridos -principalmente los que no son enchufables y dependen de la gasolina o el diésel- son solo el paso intermedio hacia un futuro en el que todos los motores serán eléctricos. «Extremadura es una potencia en energías renovables y su uso para cargar la batería de un coche hace que la circulación sea cero contaminante», comenta Moya, que cree que la región debería apostar por el autoconsumo y por el vehículo eléctrico.

Este punto se observa, igualmente, como un freno a su desarrollo. «Uno de los motivos para que en Extremadura el vehículo eléctrico siga siendo residual es que nos sobra aire puro y no se entiende como una necesidad», apunta Buzo.

Las ventajas en la conducción y el mantenimiento son otros de los aspectos positivos que destacan los usuarios. «El que no ha conducido nunca un coche de este tipo, nota una diferencia sustancial», advierte Setrakian, que cita el confort, el consumo y las revisiones como las grandes diferencias. «No tienen cajas de cambios, embragues o correas de distribución, no hay que hacer cambios de aceite, y en su funcionamiento entran en juego menos piezas, por lo que son menos propensos a averías», apostilla, a la vez que se refiere al menor ruido y al fácil manejo. «No llegan a ser autónomos, pero son muy cómodos», en opinión de Setrakian, que está muy satisfecho con su decisión de adquirir un vehículo eléctrico y no piensa volver a los motores de gasolina.

En cuanto a las prestaciones, los defensores del vehículo eléctrico se refieren a la mayor eficiencia y velocidad al usar la misma potencia. «El coche con mayor aceleración del mercado de turismos es eléctrico», insiste Moya, que adelanta que la siguiente generación de vehículos ya se vislumbra. No parece que vayan a aumentar sus velocidades máximas, que suelen estar limitadas a los 150 ó 160 kilómetros por hora, pero sí se prevé un crecimiento de la autonomía media hasta los 300 kilómetros.

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