Un buen número de mascotas fueron bendecidas a la puerta de San Ignacio en la festividad de San Antón
Con motivo de la festividad de San Antonio Abad, conocido también como San Antón, tuvo lugar en la escalinata de la iglesia parroquial de San Ignacio de Coria, la tradicional bendición de mascotas con diversidad de razas y colores.
Esta tradición se ha recuperado en Coria en los últimos años y en palabras del párroco de San Ignacio, Julián Carlos Pérez Domínguez, esta costumbre ha sido debido a que los niños de los colegios de Coria se lo pidieron, siendo y cada vez más los animales que en este día acuden a la cita para que el Santo Patrón de los animales les siga protegiendo. La ceremonia corrió a cargo del párroco de San Ignacio, manifestó que desde siempre se ha considerado a San Antonio Abad como patrón de los animales por la cercanía que él tenía con la naturaleza y con todo ser vivo, además de la protección que tenía sobre ellos. Esta tradición, dijo se ha mantenido a lo largo del tiempo y aquí en Coria también queremos bendecir las mascotas que hacen compañía al hombre y que son criaturas en definitiva. Agradeció el gesto de la gente para bendecir las mascotas porque bendecir siempre es decir bien acudiendo a la intercesión de los santos y en definitiva a Dios para que las proteja también a esas criaturas tan queridas por los hombres.
Seguidamente procedió a la bendición de cada una de las mascotas mientras que el pueblo cantaba el salmo 'Cuántas son tus obras, Señor'.
Destacar de la vida de San Antonio Abad, que durante su vida fue un monje cristiano fundador de la vida eremítica, donde descubrió el amor por la naturaleza y los animales, motivo por el cual a partir de su muerte fue invocado como patrón de los ganaderos y protector de los animales domésticos. El refranero popular también se hace eco de lo importante que en su vida tuvo este santo protector de los animales y en ápoca en que las gallinas empiezan su época de poner huevos, el refranero dice así: «Por San Antón gallinita pon. La del molinero sí, la del labrador no».
Cuenta la tradición que San Antón curó una camada de jabatos que sufrían ceguera y que la jabalina madre no se separó nunca del lado del santo eremita protegiéndole de otros animales, motivo por el cual su figura se le representa con un cerdo a sus pies.
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