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Las obras se realizarán en el exterior
La Catedral de Coria afronta su obra más esperada

La Catedral de Coria afronta su obra más esperada

El edificio permanece cerrado para consolidar su estructura, amenazada por las humedades

María José Torrejón

Domingo, 17 de julio 2016, 11:51

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«Me decían que un día se me iba a caer la catedral encima. Lloré cuando me enteré de que, al final, iban a hacer las obras», cuenta con desparpajo Pilar, voluntaria de la Catedral de Coria, junto a un claustro cuajado de hiedra y macetas desbordantes. «Yo no llegué a llorar pero me alegré mucho porque el edificio estaba muy mal», apostilla Antonio, otro voluntario.

No es para menos. Estos dos vecinos de Coria tienen motivos para estar contentos. La Catedral Santa María de la Asunción, templo de referencia para toda la Diócesis de Coria-Cáceres, afronta estos días su obra más esperada. Tres instituciones el Ministerio de Fomento, la Junta de Extremadura y la Diócesis sufragan una intervención destinada, principalmente, a consolidar la estructura del edificio.

Los trabajos, que arrancaron el 7 de junio, han obligado a cerrar el templo durante diez meses. Las obras, que transcurrirán en su integridad en el exterior, terminarán en junio de 2017. Su plazo de ejecución es de un año. Acciona y Goyprosa han sido las empresas adjudicatarias. El coste de la intervención asciende a 1.562.626 euros. El 70 por ciento lo pondrá el Ministerio de Fomento (1.105.555), la Junta aportará el 19 por ciento (300.000 euros) y la Diócesis pondrá el 10,05 por ciento (157.000 euros) restante.

Los trabajos tendrán tres líneas de actuación, encaminadas a reforzar una construcción cuyo aspecto actual comenzó a levantarse a finales del siglo XV, aunque hay constancia de que se edificó sobre otros templos más antiguos. En su lugar hubo antes una catedral medieval y una mezquita musulmana.

Las intervenciones consistirán, en líneas generales, en levantar dos contrafuertes en la fachada este (la del ábside), en contener el terraplén del montículo sobre el que se asienta el templo con una pantalla hecha mediante un sistema de micropilotes y en crear, por último, una cámara bufa, una especie de galería subterránea para plantar cara a los problemas de humedad que amenazan a la catedral.

Esta galería tendrá cuatro metros de ancho, bóvedas de ladrillo y rodeará toda la construcción. Los problemas de humedad no son nuevos en Coria. «Afinales del siglo XVI ya se proyectó una gran alcantarilla», detalla Florencio Javier García Mogollón, delegado de Patrimonio de la Diócesis y catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Extremadura. Esa alcantarilla proyectada por Juan del Ribero Rada en 1597 ha quedado ahora al descubierto, con las primeras excavaciones realizadas en la explanada del templo. No han sido los únicos restos hallados. También ha aparecido un muro de rollos que podría ser de la época romana, aunque todavía está por determinar. Según la arqueóloga Raquel Expósito, encargada de hacer el seguimiento de las excavaciones, la pared también podría ser tardorromana, incluso visigoda, aunque no hay datos fidedignos hasta el momento.

Para entender los problemas de salud que arrastra la Catedral de Coria hay que fijarse en su ubicación. «La catedral está en un sitio de riesgo», detalla el delegado de Patrimonio. Un estudio realizado por la Diócesis hace unos años determinó que el terreno no es el «más adecuado» para una construcción de estas características. «Los niveles de agua en el subsuelo son muy importantes y, cuando llueve mucho, están muy en superficie. Tenía razón Pedro de Ibarra en 1560 cuando en un año de grandes lluvias hicieron unas catas en el interior de la catedral y sacaron más de 2.000 cántaras de agua. Dice en su informe que, como consecuencia, los cimientos estaban blandos como la manteca», evoca García Mogollón en referencia al arquitecto extremeño más relevante del siglo XVI.

Los muros de la catedral muestran las secuelas que deja sobre ellos el paso del tiempo y los desplazamientos sufridos por el terreno. Llama la atención la grieta abierta en la pared exterior del ábside, la misma donde se instalarán los dos contrafuertes. La dirección de obra aprovechará que habrá andamios colocados en este muro para proceder a cubrir esta hendidura.

Pero todos los males que arrastra la Catedral de Coria no acabarán con estas obras. En realidad, según la planificación del Obispado, la intervención actual supone sólo la primera fase de tres previstas. Las dos restantes irían encaminadas a tratar todas las grietas del templo, tanto las exteriores como las localizadas en las bóvedas, y a mejorar el estado de las cubiertas.

De momento, no hay plazos ni fondos para ejecutar estas dos fases restantes y desde la Diócesis se reclama el apoyo de las instituciones públicas. Se estima que el coste de la intervención global, sumando las tres fases, ascendería a cuatro millones de euros.

El cierre de la catedral no afecta a la zona del museo, que sigue recibiendo visitas en su horario habitual, de 10.30 a 14.00 horas y de 16.30 a 20.00 horas, salvo los domingos por la tarde. La entrada cuesta dos euros. También se puede subir a la torre, a la que se accede por una bella escalera de caracol.

La reliquia más preciada que puede contemplar el visitante es el mantel que se atribuye a la Sagrada Cena. «La fecha de su fabricación puede situarse en el siglo primero de nuestra era. Se obtuvieron estas conclusiones tras los minuciosos análisis a los que fue sometido el tejido en los laboratorios del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, en 1960», reza el cartel informativo que acompaña a la reliquia.

De estilo gótico renacentista, la Catedral de Coria se caracteriza por tener una única nave de 17 metros de ancho. Destaca su retablo, del siglo XVIII, y la sillería del coro, tallada en madera de nogal. Las esculturas acompañan al visitante durante su recorrido por el edificio. Una de ellas acaba de ser restaurada. Se trata de la de San Pedro de Alcántara, de finales del XIX.

La de Coria es una de las Diócesis más antiguas de España. Hay obispos visigodos documentados en el siglo VI y su creación se ubica en el siglo IV después de Cristo. Lo saben bien Pilar y Antonio, los voluntarios de la catedral, felices por el inicio de unas obras muy deseadas.

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